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viernes, 13 de diciembre de 2019

Concesiones



            Observamos que de forma creciente muchos individuos de nuestra sociedad se entregan a un peligroso intercambio, ofreciéndose a (auto)rebajar su grado de conciencia -podríamos decir, de lucidez- a cambio de un más o menos efímero y casi siempre ficticio ejercicio de poder. Se trata de un pacto más bien anti-fáustico. En aquel caso las mercancías concedidas eran juventud y sexo, pero sin la renuncia explícita al conocimiento. Antes bien, la lectura crítica del mito de Fausto hace hincapié en la renuncia a ciertas seguridades paradisíacas a cambio del acceso a nuevas facetas del conocimiento (como en una nueva versión de la serpiente genésica), y bajo esta perspectiva sí que podemos calificar el intercambio que ofrece poder a cambio de lucidez como de pacto anti-fáustico. Este pacto es hoy día practicado a muy diversos niveles. Los jefecillos en los sistemas organizativos se vendan los ojos y hacen la vista (y toda la conciencia) gorda con objeto de mantener -y aún mejorar- su, en muchos casos, imaginario status. Este pacto obedece a lo que Gregory Bateson perfilaba como adiestramiento (como en el caso del amaestramiento animal). Pero una versión todavía más volátil del pacto también se da entre el electorado y un líder sin escrúpulos. Los ciudadanos británicos, ofreciendo su confianza al engreído, narcisista y más que mentiroso B Johnson, que promete humo mítico a cambio de poder político, son un claro ejemplo. Trágico. Lo último que deberíamos de perder es la lucidez.

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