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lunes, 13 de abril de 2020

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            Cada vez existen más escritos, libros, artículos (y algunos blogs como éste) que hablan de una nueva época, de una nueva cosmovisión. Aunque raramente tales propuestas desgranan o muestran lo esencial del asunto. Normal: todavía nos faltan elementos para describir aquello que está naciendo porque estos elementos nos serán proporcionados por la nueva visión. Si suponemos que podemos describirla con ayuda de elementos de los que disponemos antes de su nacimiento estamos cayendo en una falacia cognitiva. Esta falacia cognitiva podría incluirse dentro de aquellas tendencias que los filósofos de las últimas décadas califican de realismo (este término, por cierto, al igual que el de idealismo, ha significado cosas enormemente diferentes a lo largo de los siglos). Esta falacia adquiere por tanto la forma “existe algo fuera del espacio y del tiempo a lo que podemos acceder on demand para describir cualquier caso o situación que se nos presente en cualquier momento de la historia” (irónicamente, a esta forma de realismo en la Antigüedad se lo conocía como idealismo). Si podemos acceder en cualquier momento es que tenemos una visión sintética a-histórica y objetiva (lo que la ciencia supone tácitamente que utiliza en sus quehaceres). Esta idea va pareja a la tendencia que tenemos los humanos a proyectar fuera de nosotros cualquier contingencia a la que bautizamos con nombre y apellido mientras nos alienamos de ella. Cada época ha generado sus proyecciones, cuyos nombres han atravesado después por diferentes períodos históricos (así: Dios, Razón, Substancia, Fundamento). Una parte del trabajo a hacer en la nueva época será el de asumir las proyecciones, asumir las creencias y asumir la subjetividad (todas ellas siempre serán necesarias para nosotros como el aire que respiramos). Deberemos ascender un orden dimensional para que cuando miremos atrás veamos que nuestros asuntos últimos no eran más que un caso particular dentro de la nueva situación, que ha visto ampliado el orden de las cosas. Solamente cuando todas estas grandes estructuras se vayan asentando podrá cristalizar una nueva época. Pero quizás para llegar a ella se tenga que pasar por una importante involución que nos haga redescubrir nuestra naturaleza.

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